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martes, 27 de agosto de 2013

Andando


Andando

 
tuve la suerte  de estar en Córdoba  en la presentación de un libro de mi amigo/hermano Luis Vilchez, en un evento organizado por la fundación Takian Cay, y solo se me viene a la mente este texto

Quizás seamos una voz chiquitita

en un mundo de estruendos de neón.

Pero mientras tengamos silencio

para convidar,

mientras nos miremos a los

ojos,

mientras la vida nos

abrume,

mientras los muertos

nos conmuevan,

mientras los perros ladren,

nuestra voz se escuchará.

Sus conciencias sentirán

nuestra presencia,

seremos un humilde eco,

que quizás venga de algún afuera,

que es pequeño pero constante,

pero que con artesanal paciencia

convertirá el afuera en adentro,

y el rio seguirá

su cauce,

y el tiempo seguirá

su paso,

y vendrán más primaveras

y el adentro

que antes era afuera,

crecerá hasta que perdamos

la noción de sus límites.

Es que todos los mares

serán desiertos algún día,

porque todos los desiertos

serán mares algún día.

Pero nosotros seguiremos

recitándonos, mirándonos

a los ojos,

festejando nuestra existencia.

Brindando por la esperanza.

A brindar por que se a echo poco.

A brindar por lo que aún nos queda por hacer.

A brindar.
 
Eduardo Heilbron


"la trasgresión pasa por la creación, no por la falta de respeto"
Victor  Hugo  Valledor

lunes, 19 de agosto de 2013

Que sean niños los niños



 Que sean niños, y no clientes de las compañías de celulares, o vendedores de rosas en los bares, o estrellas desca...rtables de la televisión.
Niños, no limpiavidrios en los semáforos, o botín de padres enfrentados o repartidores de estampitas en los subtes.
Que no sean niños soldados, los niños.
Que sean niños los niños, simplemente. Que no sean los habitantes de un reformatorio.
Que no sean costureros en talleres ilegales de ningún lugar del mundo.
Que sean niños los niños, y no un target.
Que no sean los que pagan las culpas. Los que reciben los golpes. Los bombardeados por publicidad.
Que sean niños los niños. Todo lo aniñados que quieran. Todo lo infantiles que quieran. Todo lo ingenuos que quieran. Que hagan libremente sus niñerías. Que se dediquen a ser niños y no a otra cosa.
Que no sean los que no juegan, los acosados por las preocupaciones, los tapados de actividades. Que sean niños los niños y se los deje preguntar sin levantar la mano, formar filas torcidas, llevar alguna vez la Bandera no por ser mejor alumno, sino por ser buen compañero.
Que sean niños los niños y no los incentivados con desmesura a consumir todo lo que saca el mercado.
Que sean niños, y no los que aspiran pegamento en una esquina o fuman paco en la otra, tan de nadie, tan desprotegidos. Niños, no nombres que tienen que rogar por recibir el apellido paterno o la cuota de alimentos.
Que sean niños los niños. Y que los niños sean lo intocable, que sea la gran coincidencia en cualquier discusión ideológica; que por ellos se desvelen los economistas de todas las corrientes, los dirigentes de todos los partidos, los periodistas de todos los medios, los vecinos de todas las cuadras, los asistentes sociales de todas las municipalidades, los maestros de todas las escuelas.
Que sean niños los niños. Que sean niños, no “el repetidor” o “el conflictivo” o “el que nunca trae los deberes”. Niños, y no los que empujan el carro con cartones.
Que sean niños los niños, simplemente. Que ejerzan en paz el oficio de recién llegados. Que se los llame a trabajar con la imaginación o con lápices de colores. Que se los deje ser niños, todo lo niños que quieran. Y que los niños sean lo importante, que por ellos lleguen a un acuerdo los que nunca se ponen de acuerdo; que por ellos se dirijan la palabra los que no se hablan, que por ellos hagan algo los que nunca hicieron nada.
Que sean niños los niños y que no dejen de joder con la pelota.
Que sean niños en su día. Que lo sean todos los días del año.
Que sean felices los niños, por ser niños. Inocentes de todo lo heredado.

 Por Mex Urtizberea

jueves, 8 de agosto de 2013

El dia que no llovió nunca más


Para desalojar

a los inquilinos descuidados,

planean cortarles el suministro

de agua.

No van a regar más

la semilla de su avaricia.

No inundarán más

las almas solitarias.

Extrañaremos los besos

de la brisa húmeda de primavera,

pero debo reconocer

que mi conciencia es partidaria

del bienestar…,y si…

enfermamos al futuro.


Eduardo Heilbron