Los quejidos naturales de mis mañanas
llegan justo a tiempo.
La soledad a ampliado sus dominios,
llega a mi en nuevos valietáles,
con el campo de acción agigantado.
Nos sentimos solos en esta ciudad,
donde hay millones.
Floreo mi soledad x el cyber espacio,
nadie se interesa x mi oferta,
""" se aparta de su crueldad.
Cada vez nos cuesta más compartir,
nos educan en egoísmo,
idolatramos la abstracción y el consumo,
mi carta sigue sin respuesta
=mente, mi problema, sin solución.
Besos extraviados en fibra óptica,
abandono electrónico,
amor abreviado para el Chat,
tecnología q esclaviza y no libera,
el cyber espacio nos tiene atrapados.
Hay mil océanos por los q naufragar,
anuncios de llamativa nada,
enlaces q conducen a ninguna parte,
tanto vacío al alcance de la mano,
los demonios del plástico se reproducen.
Y entre toda esta nueva locura,
seguimos solos,
como hace mil años o incluso peor,
sumergidos en un mundo sarcástico
que asfixia y nos trata como un botín mercantil.
llegan justo a tiempo.
La soledad a ampliado sus dominios,
llega a mi en nuevos valietáles,
con el campo de acción agigantado.
Nos sentimos solos en esta ciudad,
donde hay millones.
Floreo mi soledad x el cyber espacio,
nadie se interesa x mi oferta,
""" se aparta de su crueldad.
Cada vez nos cuesta más compartir,
nos educan en egoísmo,
idolatramos la abstracción y el consumo,
mi carta sigue sin respuesta
=mente, mi problema, sin solución.
Besos extraviados en fibra óptica,
abandono electrónico,
amor abreviado para el Chat,
tecnología q esclaviza y no libera,
el cyber espacio nos tiene atrapados.
Hay mil océanos por los q naufragar,
anuncios de llamativa nada,
enlaces q conducen a ninguna parte,
tanto vacío al alcance de la mano,
los demonios del plástico se reproducen.
Y entre toda esta nueva locura,
seguimos solos,
como hace mil años o incluso peor,
sumergidos en un mundo sarcástico
que asfixia y nos trata como un botín mercantil.
Eduardo Heilbron