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jueves, 4 de octubre de 2012

La democracia en tiempos de colera - por Anival Silvero


Ningún movimiento que atente contra el orden social es positivo. La protesta de las fuerzas de seguridad es el tema más acuciante de los últimos días. Bajo la bandera de un reclamo salarial Prefectura Naval Argentina y Gendarmería Nacional se manifestaron en distintos puntos del país, algunos efusivamente.
Y sucede una extraña paradoja. En otros gobiernos democráticos, ellos eran encargados de reprimir manifestaciones muy parecidas a las que pretenden llevar a cabo en estos momentos; y en gobiernos de facto, ellos eran la punta de cuchillo del siniestro plan de aniquilamiento y desaparición forzosa de miles de hombres y mujeres que habitaban el territorio nacional. Y en este último caso no eran tal vez ni más ni mejor pagados que ahora, a pesar de haberles endilgado, bajo presión vertical, a algunos de ellos, una de las más horribles órdenes que puede recibir una persona: torturar hasta la muerte a otro ser humano. Y quizás la sola idea del triste papel que les tocó jugar en épocas siniestras bastante recientes hizo que innumerables voces alzaran su preocupación sobre la manifestación de estos días. Sobre todo porque hay muchos grupos, y personas detrás de esos grupos, que acechan desde las tinieblas esperando ver tambalear a este gobierno. Algunos expresamente, otros silenciosamente, anhelan la caída de los K del poder. Cada uno es libre de pretender lo que quiere, el problema se da cuando para conseguir los objetivos propios se busca desdeñar el equilibrio constitucional que hay en el país. Eso sí es peligroso. Y no es una paranoia, solamente aseverar que la casualidad no existe, y no es casualidad esta protesta que se cierne sobre uno de los pocos gobiernos que defendió a mansalva los derechos humanos, y condenó a sus culpables, cuya inmensa mayoría pertenecían a las fuerzas de seguridad. No es casualidad tampoco los discursos de doble filo que apuntan a la desestabilización, que circulan en todos los estratos sociales y por muchos medios de difusión, porque fallan en el punto esencial, que es mantener a la señora Democracia como ama de casa de esta gran familia argentina. ¿Defender un salario justo?, sí por supuesto, siempre que eso no signifique la idea potencial de quebrantar la libertad que nos ha sido legado tras siglos de lucha de nuestros antepasados por la justicia, términos estos –libertad y justicia- que por estar bastardeados no dejan de tener valor en sí mismos.
Y es que lamentablemente el pueblo no posee un buen termómetro –la historia lo ha demostrado- y puede caer víctima de la cólera de quiénes sólo ven el vaso medio vacío y se quejan de todo y por todo, muchas veces sin medir la consecuencia. Y los miles de gendarmes y prefectos bienintencionados y de buen corazón pueden caer en la red que están tejiendo por detrás algunos siniestros enmascarados que este gobierno no los quiere como socios económicos ni políticos. ¿No nos gusta Cristina? Pues bien, no votemos más el modelo K, en 2015 castiguemos en las urnas los errores de los Kirchner. Pero hoy, ahora, en este momento, y permanentemente, defendamos la Democracia, que muchísimo trabajo nos costó a los argentinos. En nombre de los treinta mil, que así sea.
 Anibal Silvero. Escritor. Misiones (extraido  del diario digital: limite informativo (www.limiteinformativo.com) 

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