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viernes, 27 de enero de 2012

jueves, 19 de enero de 2012


si hay ley sopa, leer esta entrada te convierte en terrorista


El Congreso de los EEUU pretende aprobar una ley que destruirá la libertad de expresión que da existencia y sentido a la democracia.
Por José-Christian Páez (IFJ)
Internet ha traído aire fresco a la convivencia social. Ha transformado a los ciudadanos en internautas, casi como una nueva nacionalidad, estableciendo una comunidad de intereses comunes que ha dado a cada uno de ellos un empoderamiento desconocido hasta antes de la existencia de la red.
Las mayores corporaciones y los Estados Unidos de América, quieren ahora fulminar de una vez, la mayor democracia del mundo: la internet y sus redes sociales. Se trata de la S.O.P.A. (Stop Online Piracy Act), una sopa muy amarga, una ley con la cual se busca acabar con toda la libertad, toda la democracia real que fluye hoy a lo largo de las longitudes y latitudes de la Tierra.
Sin embargo, quieren hacernos creer que esta ley es contra la piratería y con esta pantalla se oculta el interés central de controlar, sesgar y destruir el empoderamiento de los ciudadanos. Este empoderamiento es un obstáculo para constituir el mayor imperio que la historia jamás ha conocido y este imperio no es más que una proyección de la fuerza económica, política y militar de los Estados Unidos de América, traspasada a las corporaciones o multinacionales más grandes del mundo.
La verdad de la S.O.P.A.
La comunidad de internautas ha reaccionado con materiales que explican qué es la Stop Online Piracy Act y qué implicaciones tendrá en la vida cotidiana. El video Explicacion de la ley SOPA expone abundantes y claros argumentos de por qué esta iniciativa legal sería tan dañina.
También Quino y Mafalda con ¡No queremos S.O.P.A.! se han hecho presentes para esclarecer los alcances de esta iniciativa legal que se encuentra en trámite en el Congreso estadounidense.
Google ha puesto sus recursos a disposición de quienes quieran firmar en contra de la promulgación de este cuerpo legal: Google End Piracy, Not Liberty.
La unión entre ciudadanos es lo que asusta a los líderes de turno
El empoderamiento que temen los dirigentes
Internet ha hecho posible la libertad de compartir ideas, creaciones, opiniones o chismorreos, sobrepujando la distancia y la limitación del tiempo. Internet y el desarrollo de las redes sociales ha permitido el ejercicio pleno de la democracia, en un mundo donde los ciudadanos parecen condenados, cada vez más, a sucumbir ante el despotismo de sus dirigentes.
Internet es eso, la democracia en acción, no la democracia que se ejerce sólo con el derecho a voto, sino la democracia real que se enriquece con la participación, con la voluntad activa de saberse parte de las decisiones que hasta ayer sólo parecían privilegio de un grupo determinado de políticos.
Libertad, democracia en acción o democracia real, significa empoderamiento de los ciudadanos. Esta unión entre ciudadanos es lo que asusta a los líderes de turno, asusta a sus ambiciones, porque son conscientes que la unión de estas voluntades representa un poder tan determinante en las decisiones públicas que coartará su libertad para fraguar aquellos negocios que sólo permite la oscuridad de la no-información.
Con las redes sociales suele saberse demasiado. La internet es la aguafiestas de los acuerdos negociados en la penumbra, en el murmullo o en el anonimato. Con internet y sus redes sociales los comportamientos ilícitos quedan en evidencia, quedan denunciados a los ojos de miles y de millones de ciudadanos que cada día tienen más información para luchar por sus derechos.
Es por la prevalescencia de estos derechos que los ciudadanos debemos movilizarnos. Se trata no sólo de defender la libertad de expresión, también se trata de oponerse a que se establezcan las condiciones que transformen la democracia en la más feroz dictadura que la historia haya conocido.

martes, 17 de enero de 2012

lunes, 16 de enero de 2012

Plataforma 2012


Plataforma para la recuperación del pensamiento crítico


Escapar al efecto impositivo de un discurso hegemónico no es una tarea fácil. Pero es necesario y posible generar una voz colectiva que enuncie este problema y lo transforme en acto de demanda. Si algo nos define como intelectuales es pensar sobre el mundo y la sociedad en la que vivimos, poner en cuestión los problemas que nos plantea, promover el debate de ideas, intentar leer más allá de la letra manifiesta y visibilizar lo oculto, tratar de salir de la mera apariencia de los efectos para bucear en las causas que los determinan. En síntesis, sostener nuestra capacidad y conciencia crítica y manifestarla, romper el silencio, como paso imprescindible hacia un accionar colectivo y transformador.


No encontramos este ánimo en algunos trabajadores del campo de la cultura, a quienes hemos respetado y queremos seguir respetando, pero que al colocarse como voceros del gobierno han producido una metamorfosis en relación con su historia y su postura crítica.


Nos encontramos ante verdaderos escándalos de diferente naturaleza y calidad, que tienen como denominador común la impunidad en relación con las responsabilidades de quienes nos gobiernan. Y de manera paralela, asistimos a la construcción de un relato oficial, que por vía de la negación, ocultamiento o manipulación de los hechos, pretende investir de gesta épica el actual estado de cosas.


Javier Chocobar, Diego Bonefoi, Nicolás Carrasco, Sergio Cárdenas, Mariano Ferreyra, Roberto López, Mario López, Mártires López, Bernardo Salgueiro, Rosemary Chura Puña, Emilio Canavari, Ariel Farfán, Felix Reyes, Juan Velázquez, Alejandro Farfán, Cristian Ferreira. Vemos crecer la lista de los asesinados. Muertes que en su repetición no dejan de asombrarnos. Muertes que van cubriendo toda nuestra geografía. Muertes que, lejos de ser inocentes, marcan un encarnizamiento represivo que no puede ser negado ni atribuido a lejanas decisiones para desresponsabilizar al gobierno central. Ahora descubrimos que desde 1994 somos un país federal, y que por lo tanto las muertes dependen de las policías provinciales, o de los caciques locales. Curiosa apelación al federalismo, cuando es el gobierno nacional el que ejerce el centralismo unitario y decide de hecho los presupuestos provinciales, el que resuelve candidaturas, impone ministros y se abraza con los gobernadores casi al mismo tiempo de ocurridos los hechos.


Muchas de las últimas muertes están vinculadas a la carencia de tierra, y detrás de cada nombre hay una historia de vida que se remonta a la histórica lucha de los pueblos originarios contra el despojo del que han sido objeto. El proceso de concentración de la propiedad de la tierra y la soja-dependencia de los últimos ocho años son un correlato en el presente de aquel despojo, que el discurso oficial oculta.


El “relato” hegemónico pretende imponerse sobre la materialidad y el valor simbólico de estas muertes. Efectivamente, en torno a estos y muchos otros hechos se elabora un discurso oficial que construye consensos, porque aparenta dar cuenta de una serie de necesidades sociales y reivindicaciones nacionales mientras se afianza la persistencia de lo mismo que aparenta cuestionar. Este relato disciplinador y engañoso utiliza la potencia de los recursos comunicacionales de que dispone crecientemente el gobierno para ejercer control social mediante la inducción de mecanismos alienatorios sobre las formas colectivas de la subjetividad.


Quieren aparecer como actores de una gesta contra las “corporaciones”, mientras grandes corporaciones como la Barrick Gold, Cerro Vanguardia, General Motors, las cerealeras, los bancos o las petroleras – y el propio grupo Clarín, hoy señalado como la gran corporación enemiga – han recibido enormes privilegios de este gobierno.


Quieren también aparecer como protagonistas de una histórica transformación social, mientras la brecha de la desigualdad se profundiza. Y cuando la realidad se impone sobre el “relato”, los voceros oficiales y oficiosos del gobierno sostienen que se trata de “lo que falta”. Según los intelectuales reunidos en Carta Abierta, “lo que falta” sería – más allá de las “asignaturas pendientes” que estarían dispuestos a admitir – una cuestión de “imaginación política”. Y lo que es evidencia y síntoma de lo que no sólo no se transforma sino que se profundiza sería – como en el fenómeno de las placas tectónicas - algo así como restos traumáticos del pasado en el interior de un proceso transformador, que reaparecen una y otra vez.


El contenido de la producción ideológica oficial se inscribe en una metodología. La discusión de ideas es sustituida por la descalificación del interlocutor y toda disidencia es estigmatizada. Trivialización del debate, bravata “intelectual”, sacralización de sus referentes con independencia de las acciones que producen, son sólo algunas de las modalidades en las que se expresa el intento de imponer un discurso único. Cuando desde los medios públicos se utiliza la denigración de toda voz crítica por medio de recortes de frases, repeticiones, burlas y prontuarización como procedimiento intimidatorio y se invalida a esas mismas voces cuando se expresan en otros medios, se produce una encerrona que por una u otra vía sólo promueve el silencio.


Hoy la homogeneidad discursiva empieza a estar atravesada por algunas filtraciones que la erosionan: el relato épico ha iniciado un proceso de cierto desenmascaramiento. La asociación entre derecho de huelga y extorsión o chantaje, o la justificación de la sanción de la ley antiterrorista, serían expresiones paradigmáticas de este fenómeno.


A pesar del afán disciplinador del discurso hegemónico, es nuestra responsabilidad como intelectuales y trabajadores de la cultura romper el silencio que pretende amordazar el pensamiento crítico y promover un debate transformador de los grandes problemas que plantea el presente. Es necesario. Y es posible.

jueves, 5 de enero de 2012

La mañana



Las mañanas no son para cualquiera.
Todos esos pajaritos cantándole a la esperanza,
toda la brisa fresca sin ensuciar,
todas las chances intactas,
todos los minutos del día sin desperdiciar
no s un potencial que cualquiera entienda,
no es un  potencial que cualquiera pueda manejar.
La mañana de hoy es mía,
el silencio de las urbes,
todas las veces que hoy es el día,
es el momento del día donde no me persiguen mis recuerdos
donde no deambulan mentiras
donde no existen vejaciones
donde no existen injusticias
Ese momento del día donde los lápices
aún sin escribir
derramaron estas palabras.

Extrañado


Ahora resulta extraño
que un pibe golpee a otro,
no es un principio muy distinto al de los golpes
rutinarios a nuestra dignidad.
Quizás leyó el diario.
Quizás escuchó en la radio
violencia disfrazada brutalmente
de canción.
Quizás el hambre nubla su vista.
Quizás el frío congela sus ideas,
tal vez no piensa por que esta apurado,
y corre, para permanecer en el mismo
lugar.

Y nos sorprenden los muertos
en nuestro tráfico,
no es un concepto diferente al del niño
que corre con el miedo de haber necesitado lastimar a alguien.
Quizás fue fugaz la sobremesa.
Quizás la noche no lo durmió
y las voces paranoicas de metal
solo recitan la solución violenta
Quizás el casco opaca vanidades.
Quizás siempre, pero siempre lleguemos tarde.

Quizás nuestro inconciente crea que la muerte es para los otros,
Pero con pensarlo un instante nos damos cuenta de que eso es un error


La palabra


"Un escritor no debe escribir para comer, pero si comer para escribir" (C. Marx)

La palabra es mía,
la palabra es tuya.
La palabra es de todos.
Es más que tres silabas graves,
mucho más que un tecnicismo de la comunicación,
la palabra puede encerrar ira, amor, emoción,
pero no se puede encerrar a la palabra,
dormirá en tu mente un tiempo, y después buscará miles de formas
de reventar tu cabeza para escapar.

La palabra impresa en un papel no es de quién la escribe,
la palabra impresa en un papel no es de quien la imprime.
La palabra impresa en un papel es de todos.
Quizás sean armas que empuñamos algunos,
quizás sean  sueños verbales en tiempos iletrados,
pero no nos engañemos, la palabra está en todos lados.
Porque cuando uno lee algo en un papel
ese algo crece en nuestras ideas,
invade otros terrenos trasformándose,
se engendra en otras formas, liberándose.

Pensándolo bien, la palabra no es mía,
La palabra no es tuya.
La palabra si es de todos,
es la libreta ayuda memoria de la memoria,
es el remanente de conciencia del más inconciente.
Hace único al cualquiera,
igual al diferente,
Por que si un señor te dice buen día,
ese buen día pasa a ser tuyo.
Moldéalo, transfórmalo, pero es tu deber
liberarlo, y solo así, dejarlo ser.

"Las palabras no son de los que las dicen sino de los que las escuchan. En nosotros, los escritores queda darles el valor agregado que nos permita comprar comida" (E. Heilbron)

miércoles, 4 de enero de 2012

Tonta solidaridad

Algunos, en nombre de la solidaridad lavan sus culpas, fritan su ego, transforman el destinode alguna pulsion o, simplemente, desgravan impuestos mientras acumula riquezas.
Pero hay algunos otros, a los que no les importa pasar por tontos, les gana una profunda indignacion ante la injusticia y saben que es ella, justamente, la que profundiza la vulnerabilidad humana que nos habita. A veces ambas cuestiones habitan en un mismo sujeto. Me pregunto: ¿ que tipo de sociedad podriamos construir si de golpe, todos nos volvemos tontos???
Haydee Copolechio