Hoy he decidido
cambiar,
dejar de quejarme en
voz alta,
sonreírle a mi
carcelero
esperar a que no
mire, y despegar.
Hoy me siento cómodo
en mi catre
ese que suele ser más
duro que el mármol,
pero creo que hay
cosas aun mas duras
y prefiero que se
ablande la vigilancia hacia mí.
Me he rebelado contra
mi propia rebeldía.
dentro de mí crece
una rebeldía que no conoce
bandos, dogmas ni cárceles.
que no esta a favor
del carcelero,
esta a favor del
amor, y por lo tanto
de la vida y la paz en sus sentidos mas amplios,
sin fronteras, sin
banderas
sin dobles
intenciones.
Dejar de sentirme
fastidiado por el encierro
y comenzar a buscar
como salir,
dejar de sentirme
encerrado en el fastidio
y comenzar a cambiar
el panorama,
tomar el encierro
como una circunstancia,
tomar la adversidad
como un desafío,
empuñar como arma la
perseverancia.