Somos la rabia que no
muere matando al perro,
los que sobrevivimos decretos
eutanásicos y sentencias
de fría muerte. Comemos
basura sabrosa si estamos de suerte
y morimos mil veces
al día en baldíos
de consumismo y negligencia,
y llegamos al mundo mil un veces
al día, aunque solo nos espere
el dolor y la indiferencia.
Hoy estamos.
Hoy estamos convencidos de la
justicia
de nuestra protesta,
gritamos convencidos de traspasar
tu
sordera con nuestra protesta.