Se acerca un nuevo
abril,
y otra vez,
se derrumbaron los
castillos de arena
y quedé a merced de
la ciudad
sádica y cruel
que me ofrece
soledad al por mayor,
hambre, pobreza,
exclusión,
e inalcanzables
tentaciones.
Se muere el viejo marzo,
y otra vez,
me quede sin cartas
para mentir,
se derrumbaron las
coartadas
que me ocultaban de
la soledad
el desánimo, y la
paranoia mental
la repetición,
las inacabables
noches.
El insomnio me ataca,
la inacción me
alcanza,
soy una persona que
ve cuando prefería ser ciego.
Soy.
Eduardo Heilbron