Llegó e falso
progreso
a mi cuadra
La fálica propiedad
vertical,
que roba estrellas,
y agranda la ciudad,
y agrande su crueldad
con la excusa del
crecimiento.
Violan al barrio.
Violan al barrio que
ya
nunca será el mismo,
sus gritos se ahogan entre
alaridos de retroexcavadoras
y golpes de
martillos.
El horrendo paisaje
de
la masividad.
La usura, la rutina y
la música
de ascensor.
La vereda se despide
de los rayos del sol,
sus arboles se
cortan,
su aire se ensucia.
En aras del insomnio
pobres obreros clavan
más su ataúd
y el de la pachamama
y los
recursos que aún nos
quedan.
Veo con impotencia
como
la torre de babel
abre otra sucursal.
Así, despreocupada,
es a veces
la inconsciencia
humana,
que depreda y otra
vez
se cree inmortal.
Eduardo Heilbron