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lunes, 19 de marzo de 2012

Abrazador



Las huestes del infierno
ya se dejan ver
teniendo de rojo
el horizonte,
tiemblo al intuir el amanecer,
al verme asfixiado
por el aire hirviendo,
tirando el pesado carro
recibiendo el castigo
del látigo
en mis llagas de fuego.
Tiemblo.
El patrón atrapado en la coyuntura
que no quiere saber,
el aire acondicionado y el champán con hielo,
la cerveza helada y los abanicos,
y el sol que seca mi sangre.
La  rutina que evapora la esperanza,
que deja mi cuerpo como el  sudor,
lentamente me canso
hasta de sentir dolor,
el asfalto que
calcina mis pies, abrazador
se  convierte en ripio,
el sol se va
con su maléfico plan
cumplido.

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