Mucho se ha dicho de que la historia escrita en los libros
la escriben los que ganan, la escribe la
pluma del cobarde, casi nunca la
escriben la sangre delos hombres valientes, y mañana, aunque sea por un día, ese error va a ser subsanado.
Sin ser nacionalista ni regionalista (los nacionalismos me
dan asco y miedo), voy a contarles un poco de historia no oficial.
Un gesto de enorme e
infinito altruismo del pueblo de Jujuy, generalmente obviado por la
historia oficial.
Corría 1812, Argentina se debatía entre la colonia que ya no
era, y el país que quería ser. El ejercito del norte sufría derrota tras
derrota, y para colmo de males su comandante el general Belgrano (que era
abogado), no comulgaba con las ideas centralistas y aristócratas de Buenos
Aires, en represalia, no recibía refuerzos, ni armas, ni comida, ni medicamentos.
Así es que el ejercito a su mando (800 hombres en harapos, flacos, con paludismo,
etc., etc.) llegan a San Salvador de Jujuy huyendo del límite norte de nuestro país
hacia el sur. En Jujuy se encuentran con la orden de que siga en retirada hasta
Córdoba (como leen, sin éxodo seria originario de otro país diferente, y
seguramente San Martín no hubiera podido cruzar los andes ya que hubiera tenido
que defender la capital de los realistas, así que dudo que hubiera existido Chile
o Perú tal cual lo conocemos, con sus virtudes y defectos). Decide
unilateralmente, desobedecer a Buenos Aires, se había vuelto a fuerza de
derrotas, un gran estratega; así que “convence” (las comillas son porque no
todos los jujeños deben de haberse ido felices, deben de haber sido necesario usar
la fuerza en más de un caso) a la totalidad, pero todos todos, en San Salvador
de Jujuy, que carguen carretas, caballos y mulas, y lo que no se pueda llevar
se iba a quemar. Se revolvería la tierra para que nada vuelva a crecer. Así, un
23 de agosto de 1812 salía TODO el pueblo de Jujuy hacia el sur, hacia Tucumán
(los que conocemos la zona sabemos que Salta no queda en línea recta entre
Buenos Aires y Jujuy), el 25 de septiembre , yaa en Tucumán, vencen a los
realistas (3000 soldados profesionales, mas de tres vees los cantidad argentina),
y los persiguen hasta alcanzarlos en Salta, donde los derrotan definitivamente.
En este punto empieza la película Belgrano, cuando festejan esa victoria.
Dijo Mitre, “cabe a Belgrano la gloria de haber salido
victorioso de una batalla contra toda probabilidad y contra el deseo de su
gobierno mismo.”
Y mientras otros acontecimientos (a mi gusto) mucho menos
relevantes son recordados con pompa, se suele desvalorizar el Éxodo jujeño,
cuando es la gran razón de que la guerra de la independencia argentina haya
sido como fue.
Eduardo Heilbron
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