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martes, 22 de julio de 2014

Llueve sobre inundado


Mi joven espíritu observa azorado

como el barrio amanece inundado.

Me lamento

por aquellos que perdieron todo,

aunque ya no tenían nada,

los viejos olvidados,

la perra con cachorros abandonada

a su suerte,

a ser víctimas del monocultivo,

la usura, la burbuja inmobiliaria

pronta a estallar, la indiferencia,

igual de dura

hasta con los indiferentes,

al consumo que nos consume,

a la publicidad que nos inunda.

Mis brazos están cansados

de nadar sin ver tierra,

como las vaquitas están cansadas

de nacer sentenciadas.

Formamos parte,

aunque lo neguemos,

de la entronización del pesticida,

de la aceptación diaria del invernadero.

Somos culpables de las migraciones

de aves,

de la desaparición progresiva

de las prendas de lana,

de que se tapen los desagües.

Debemos pagar nuestra estadía,

debemos hacernos cargo de siglos de desidia.

Despertar.

El sentido común dijo:

“Nunca tendrás suficiente,

de lo que en realidad no necesitas”



Eduardo Heilbron

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