Las mañanas no son
para cualquiera,
tantos pajaritos
cantándole a la
esperanza,
tanta brisa fresca y
sin ensuciar.
Todas las chances
intactas.
Todas las horas sin
desperdiciar.
No es un potencial
que cualquiera
entienda.
La mañana es mía,
el silencio de las
urbes,
todas las veces que
hoy es el día.
El momento del día
donde no me persiguen
los recuerdos,
donde no hay
mentiras,
donde no hay vejaciones,
donde no hay
injusticias,
ese momento donde
brotan estas palabras
de lápices que aún están
sin escribir
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