Me arrepiento de no
haber seguido tu estela
de perfume aquella noche,
en no haber creído
en los instintos en los
que creía, y ahogué
en reproches.
De haber encerrado
gritos impulsivos
que ahora me tienen
al borde de estallar.
De censurar el veneno
en palabras que no liberé
al papel y que hoy opacan
mis ganas de brillar.
Por que me porté
sumiso
ante las normas de
lo moral,
limitado ante los límites
de lo normal.
Estoy arrepentido de
no haber vendido mí
alma cuando la oferta
era buena.
Hoy debo cargar con esto,
que muy pocos quieren,
que nadie compra,
que vive en pena,
y que cada noche pesa más
Eduardo Heilbron
(extraído de "Todos los muertos de mi placard", Azahar Ediciones, 2013)
(extraído de "Todos los muertos de mi placard", Azahar Ediciones, 2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario