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sábado, 21 de julio de 2012

El día que no llovió nunca más


Para desalojar a los inquilinos descuidados,
planean cortarles el suministro de agua.
No van a regar más la semilla de la avaricia,
no inundarán más las almas solitarias.
Extrañaré los besos de la brisa
húmeda de primavera,
pero debo admitir
que mi conciencia es partidaria
del bienestar general,
y si,
enfermamos al futuro.

Eduardo Heilbron

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