Tuyas siguen siendo mis horas,
mis vaivenes, mis triunfos,
mis logros, todas mis demoras
y sobre todo, toda mi soledad.
Mis miedos, que solían asustarme
y que ya no me sirven mas,
y que destierro al olvido,
lentamente.
Y es que ya no estoy solo,
me acompaña la brisa,
la luz del sol,
y toda mi libertad,
que a veces suele marearme
y herirme fatalmente,
dispersando mi energía en
esperarte, cuando lo que debo saber
que voy
a encontrarte aunque ande sin
buscarte.
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